Blanca Pedrín, quien se presenta como activista y empresaria, se ha convertido en un personaje polémico en Los Cabos.
A pesar de su discurso sobre causas sociales y empoderamiento femenino, múltiples denuncias señalan que su trayectoria está marcada por la acumulación de poder e intereses económicos bajo la apariencia de filantropía.
La activista Blanca Pedrín construye su mansión sobre una duna y provoca debate ambiental
La supuesta empresaria y activista Blanca Pedrín, esta en la polémica por la adquisición de propiedades a precios sospechosamente bajos
A lo largo de los años, Pedrín ha logrado construir un perfil público que busca proyectarla como una mujer influyente y comprometida con su comunidad. Sin embargo, su historial revela acciones que contradicen sus discursos.
Entre los señalamientos más graves se encuentra la construcción ilegal de una mansión sobre una duna costera, un ecosistema protegido por la ley.
Así como la adquisición de propiedades a precios sospechosamente bajos, lo que ha desatado cuestionamientos sobre la legalidad de sus operaciones inmobiliarias.
Su relación con la política también ha sido objeto de críticas. Acusan a Blanca Pedrín de intentar desestabilizar a autoridades locales para favorecer sus propios intereses, lo que refuerza la percepción de que subordina su activismo a objetivos personales.
La etiqueta de “Pedrín Chapulín”, acuñada en redes sociales, refleja precisamente esta visión.
En un video viral se evidencia cómo ha buscado postularse como candidata a diputada por distintos partidos políticos —PRD, PRI y recientemente MORENA— sin una verdadera ideología clara, mostrando un oportunismo que alarma a ciudadanos y analistas por igual.

Su caso plantea preguntas incómodas sobre la autenticidad de quienes se presentan como defensores de la sociedad y sobre los mecanismos que permiten que figuras con presuntas prácticas cuestionables puedan mantener influencia económica y política.
Mientras Blanca Pedrín continúa construyendo su imagen pública, la sombra de la controversia la sigue.
Lo que nos recuerda que no todo lo que brilla bajo la bandera del activismo es realmente altruismo.
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